2. Agrega el jugo de limón o vinagre
Cuando la leche esté caliente, añade 3-4 cucharadas de jugo de limón (o vinagre blanco) mientras revuelves suavemente. Notarás que la leche comenzará a separarse en cuajada (los trocitos sólidos) y suero (el líquido transparente). Si esto no ocurre después de un par de minutos, puedes añadir una cucharada extra de jugo de limón o vinagre. Mezcla con cuidado para no romper demasiado las cuajadas.
3. Deja reposar
Apaga el fuego y deja que la mezcla repose durante 5-10 minutos. Este tiempo permitirá que las cuajadas se asienten por completo, separándose aún más del suero.
4. Cuela la cuajada
Coloca un colador grande o tamiz sobre un bol y cúbrelo con una tela de queso o un paño limpio. Vierte la mezcla de leche cuajada en el colador. Deja que el suero se escurra por completo. Esto puede tardar unos 10-15 minutos, dependiendo de cuán seco prefieras tu queso. Si quieres, puedes reservar el suero: es un líquido nutritivo que puedes usar para hacer pan, sopas o batidos.
5. Sazona y mezcla
Transfiere las cuajadas escurridas a un bol limpio y añade 1/2 cucharadita de sal. Mezcla bien para que la sal se distribuya de manera uniforme. Si prefieres, puedes añadir hierbas frescas, ajo picado o especias para darle un toque de sabor extra.
6. Forma el queso
Si deseas un queso más compacto, coloca las cuajadas en un molde o recipiente con forma y presiónalas ligeramente para darles consistencia. Puedes usar un peso (como un frasco lleno de agua) para compactarlo aún más. Si prefieres un queso más suelto y cremoso, simplemente omite este paso.
7. Refrigera
Coloca el queso fresco en el refrigerador y déjalo enfriar durante al menos 2-3 horas antes de consumirlo. Esto le permitirá tomar una mejor textura y desarrollar un sabor más completo. Aunque puedes disfrutarlo de inmediato, te recomiendo dejarlo reposar unas horas para obtener los mejores resultados.
¡Listo para disfrutar!
Tu queso fresco casero está listo para ser el protagonista de tus platillos. Puedes servirlo en rebanadas para acompañar pan recién horneado, desmenuzarlo sobre tus tacos favoritos o usarlo en ensaladas frescas. ¡El límite es tu creatividad!
Consejos adicionales:
- Variedad de sabores: Si quieres un queso diferente, prueba añadiendo hierbas como albahaca, perejil o cilantro a la mezcla antes de prensarlo. También puedes experimentar con ajo en polvo o una pizca de pimienta negra.
- Conservación: Guarda tu queso fresco en un recipiente hermético en el refrigerador. Consúmelo dentro de 3-5 días para disfrutar de su máxima frescura.
- Usos del suero: No desperdicies el suero sobrante. Es rico en proteínas y puedes usarlo en recetas como pan casero, panqueques o sopas.
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