3. Añade el resto del agua poco a poco y mezcla hasta formar una masa homogénea. Amasa durante unos 5-10 minutos hasta que la masa esté suave y elástica.
4. Forma una bola con la masa, cúbrela con plástico y déjala reposar en el refrigerador durante al menos 30 minutos.
5. Coloca la mantequilla entre dos hojas de papel pergamino y aplánala con un rodillo hasta formar un rectángulo de aproximadamente 1 cm de grosor.
6. Refrigera la mantequilla hasta que esté firme, pero no demasiado dura, para que sea fácil de doblar junto con la masa.
7. Estira la masa en una superficie enharinada hasta formar un rectángulo que sea el doble del tamaño de la mantequilla.
8. Coloca la mantequilla en el centro de la masa y dobla los lados de la masa sobre la mantequilla, como si estuvieras envolviendo un libro.
9. Aplana la masa con el rodillo hasta formar un rectángulo. Luego, realiza una “vuelta simple”: dobla la masa en tercios, como si fuera una carta.
10. Envuelve la masa en plástico y refrigérala durante 30 minutos.
11. Saca la masa del refrigerador y estírala nuevamente en un rectángulo. Realiza otra vuelta simple.
12. Repite este proceso de estirar, doblar y refrigerar 3-4 veces más para crear las capas de hojaldre.
13. Deja reposar la masa en el refrigerador por lo menos 1 hora antes de usarla.
14. Después del último reposo, la masa laminada está lista para ser usada en croissants, panes de chocolate o cualquier receta que requiera hojaldre.
15. Recuerda precalentar el horno a 200°C (392°F) y hornear hasta que la masa esté dorada y crujiente.