- Preparar la masa:
- En un bol grande, mezcla la harina con la sal y el azúcar. Es importante no colocar la sal en contacto directo con la levadura, ya que podría afectar su efectividad.
- Disuelve la levadura en la leche tibia y agrégala a los ingredientes secos. Si usas levadura seca, mézclala directamente con la harina.
- Amasa la mezcla durante unos 10 minutos hasta obtener una masa suave y elástica. Si tienes una batidora de pie con gancho de amasar, puedes usarla para facilitar el trabajo.
- Forma una bola con la masa, colócala en un bol enharinado, cúbrela con un paño limpio y déjala reposar en un lugar cálido durante aproximadamente 1 hora, o hasta que la masa haya duplicado su tamaño.
- Laminado de la mantequilla:
- Mientras la masa fermenta, prepara la mantequilla para el laminado. Coloca los 250 g de mantequilla fría entre dos hojas de papel de hornear y aplástala con un rodillo hasta obtener un rectángulo de aproximadamente 1 cm de grosor.
- Lleva la mantequilla al refrigerador para que mantenga su forma, pero que no esté completamente dura al momento de usarla.
- Estirar y plegar la masa:
- Una vez que la masa haya fermentado, estírala sobre una superficie ligeramente enharinada en un rectángulo tres veces más largo que ancho.
- Coloca la mantequilla en el centro de la masa, doblando los extremos de la masa sobre la mantequilla para cubrirla completamente, como si cerraras un libro.
- Estira la masa nuevamente con el rodillo en un rectángulo grande y realiza un plegado en tres, doblando un tercio de la masa hacia el centro y el otro tercio sobre él. Esto se llama una “vuelta simple”.
- Gira la masa 90 grados, estírala otra vez y repite el proceso de plegado. Haz esto un total de 3 veces, refrigerando la masa durante 30 minutos entre cada vuelta para evitar que la mantequilla se derrita.
- Formar los croissants:
- Tras el último plegado y reposo, estira la masa hasta que tenga aproximadamente 5 mm de grosor. Es importante mantener la forma rectangular para aprovechar bien la masa.
- Corta la masa en triángulos de unos 8-10 cm de base. Para formar cada croissant, haz un pequeño corte en la base del triángulo, estira ligeramente la masa y luego enrolla desde la base hasta la punta.
- Coloca los croissants en una bandeja con papel de hornear, dejando suficiente espacio entre ellos para que crezcan.
- Fermentar los croissants:
- Deja que los croissants fermenten durante aproximadamente 1-2 horas a temperatura ambiente, o hasta que hayan doblado su tamaño. Es crucial no apresurar este paso para lograr un buen desarrollo del hojaldre.
- Precalentar el horno y hornear:
- Precalienta el horno a 200°C (392°F).
- Pincela los croissants con huevo batido para que adquieran un hermoso color dorado durante la cocción.
- Hornea los croissants durante 15-20 minutos o hasta que estén bien dorados. Puedes girar la bandeja a mitad de la cocción para asegurarte de que se doren uniformemente.
- Enfriar y disfrutar:
- Saca los croissants del horno y déjalos enfriar ligeramente sobre una rejilla.
- ¡Disfruta de tus croissants recién horneados! Son perfectos con un poco de mermelada, miel o simplemente solos.
Consejos adicionales:
- Si prefieres unos croissants más dulces, puedes espolvorear un poco de azúcar sobre ellos antes de hornear.
- Para una versión más gourmet, puedes rellenar los croissants con chocolate o almendras antes de enrollarlos.
¡Anímate a hacer estos croissants en casa y sorprende a todos con el arte de la repostería francesa!
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