Bicarbonato
En primer lugar, debes coger un bol y verter en él dos cucharadas generosas de bicarbonato de sodio y cuatro cucharadas de cualquier detergente en polvo . Mezclamos los dos polvos con cuidado hasta formar una única mezcla homogénea. En este punto necesitaremos la ayuda del zumo de un limón: exprimimos los cítricos y vertemos su jugo en el bicarbonato con el detergente en polvo. Seguimos mezclando los tres ingredientes hasta crear una mezcla líquida.
En cuanto obtengamos esta consistencia podremos inmediatamente ponernos manos a la obra y verter todo en la taza de nuestro inodoro sucio. Déjalo actuar unas horas o toda la noche para que la mezcla pueda disolver todo tipo de incrustaciones , incluso las más rebeldes. Una vez transcurrido el tiempo necesario, será necesario frotar en profundidad con el cepillo, llegando hasta el fondo. Después de tirar de la cadena, no podrás creer lo que ves: la taza del inodoro estará blanca como nunca antes. La profunda acción higiénica y blanqueadora de nuestro compuesto milagroso será ópticamente visible, ya no podrás prescindir de él.