Ingredientes:
- 1 masa de tarta (comprada o casera)
- 2-3 calabacines medianos, en rodajas
- 1 cebolla, finamente picada
- 3 huevos
- 200 ml de nata líquida (crema de leche)
- 100 g de queso rallado (puede ser mozzarella, parmesano o tu favorito)
- Sal y pimienta al gusto
- Aceite de oliva para sofreír
Instrucciones:
- Precalienta el horno a 180°C (350°F). Coloca la masa de tarta en un molde, asegurándote de cubrir bien los bordes. Pincha la base con un tenedor para evitar que se infle.
- Sofríe la cebolla en una sartén con un poco de aceite de oliva a fuego medio hasta que esté transparente. Añade el calabacín y cocina por unos 5-7 minutos o hasta que estén tiernos. Reserva.
- En un bol grande, bate los huevos junto con la nata líquida. Añade el queso rallado, sal y pimienta al gusto, y mezcla bien.
- Agrega las verduras (calabacín y cebolla) al bol con la mezcla de huevo y remueve para que todos los ingredientes queden bien integrados.
- Vierte la mezcla sobre la masa de tarta en el molde. Si lo deseas, espolvorea un poco más de queso rallado por encima para un toque dorado extra.
- Hornea durante 30-35 minutos o hasta que la tarta esté dorada y la mezcla haya cuajado en el centro. Deja enfriar unos minutos antes de cortar.
- ¡Disfruta! Sirve caliente o a temperatura ambiente.
Esta tarta es perfecta para cualquier ocasión, con un toque cremoso y un sabor ligero pero irresistible. ¡Buen provecho!